Error, the Unforeseen, and the Emergent. Tim Baker. 2007.
Imagen/Signo
La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales. José Luis Brea. 2002.
“… El don que se intercambia en la red es el don sagrado de la escritura, del grafo primigenio. Es una escritura remota, primera. Una escritura-gramma, una escritura-signo, que no podríamos diferenciar de la pura imagen, del puro gesto gráfico. En la red, escritura e imagen disfrutan el mismo estatuto -de ambas se tiene una misma experiencia. Llegan a nosotros como un envío llegado de lejos, materialidad rebosante de «intención» y no de significado, de voluntad y no de representación, como efectos cargados de una finalidad principal: la de prestar testimonio del existir de un otro.
…Seguramente, el máximo potencial subversivo del medio reside en esta propiedad. En la red, la colisión de los regímenes de la imagen y la escritura es absoluta. Y su subversión recíproca: aleja a la escritura de la palabra -del sentido como ya dado- pero también a la imagen de su inocuidad, de su valor de representación. Ella -y aquí esto también se hace evidente- ha de ser leída, interpretada. Como la escritura, infinitas veces. Ninguna mirada -ninguna lectura- las agota.
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La red -como ilimitado club de «lectores» de imágenes, como sociedad secreta de un innumerable número de «mirones» de escrituras, de grafemas.
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La naturaleza misma de la escritura -que se revela con más nitidez al estar puesta en la red, toda vez que el dispositivo «libro» no pesa sobre ella para forzar su unidimensionamiento temporal en un eje único de legibilidad- es multidimensional, se expande en direcciones varias, recorribles sin un orden…
Qué alucinante fuerza no tendría una imagen que, como la escritura, acertara a encontrar una posibilidad de desarrollarse así: multidireccional y no sucesiva, abierta y no estatizada. De un lado, todo el poder de la imagen detenida de la obra «plástica», cuya renuncia a «suceder» en el tiempo carga a la imagen de un poderosísimo potencial interno, de un existir fuera del tiempo: en el tiempo de su significancia que la posteridad de las lecturas habrá de abrir.
Del otro, todo el poder del cine, del relato -pero ya no sometido al eje unilineal de la propia duración, del darse de las cosas (que por darse en un mismo lugar, habían de ocurrir, hasta ahora, unas antes y otras después). Pero esto se acabó -y en ello reside el más alto potencial metafísico de la red”.
Memes & Gifs
¿La Comunidad que viene?
La era postmedia. Acción comunicativa, prácticas (post)artísticas y dispositivos neomediales. José Luis Brea. 2002.
“… Sea como sea, parece que inevitablemente aflora en este debate sordo entre distintas concepciones políticas el eco de un clásico conflicto de las esferas: la de lo público y la de lo privado. Un conflicto larvado en todo el despliegue del mismo proyecto moderno, que acaso tenga el misterio de su resolución justamente en la tercera de las voces, la de fraternidad.
¿Qué podría ella -la idea de fraternidad- significar hoy, todavía? Puede que todo el misterio del engranamiento no resuelto entre lo público y lo privado, e incluso entre los ideales de libertad y justicia -resida justamente aquí, en esta necesidad de repensar y dar sentido (y resolver entonces en los propios hechos) la misma idea de fraternidad.
Una idea que sin duda concierne de modo muy específico a la esfera de la experiencia estética -pues es en ella donde se depositaba el contenido mismo del sentimiento de gregariedad, de comunidad.
…la pregunta que ahora se alza es desde dónde, y cómo, restaurar el “efecto de hermandad”, la experiencia de fraternidad, de comunidad. Quizás es de ella de lo que habla Agamben, cuando sugiere en ese hermoso libro que es “La Comunidad que viene”, quizás el más enigmático ensayo en su exquisita brevedad de los que han brillado en el final de milenio:“seleccionar en la nueva humanidad planetaria aquellos caracteres que permitan su supervivencia, remover el diafragma sutil que separa la mala publicidad mediática de la perfecta exterioridad que se comunica sólo a sí misma -ésa es la tarea política de nuestra generación”. Una tarea, nos atrevemos a añadir, que sin duda compromete de manera directa, y por las razones que ya hemos ido insinuando, a la misma esfera de la estética, de la experiencia artística. Una esfera estética, en todo caso, y por su parte, explícitamente politizada -obvio es decirlo”.
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